Ostras Chira es la historia de unas mujeres que se dedican a sembrar y “cuidar” ostras. El proyecto está en Puerto Palito, ubicada en el Golfo de Nicoya, y tiene su origen en 2012. De las 23 mujeres que formaron parte del grupo original, en la actualidad solo quedan tres, que se dedican con sumo cuidado a cuidar de las ostras como si fueran bebés. El proyecto se inicia con la siembra de las semillas de este marisco, producidas y enviadas por el laboratorio de la Universidad Nacional. Con un tamaño de 2,8 milímetros, cada ocho días, tienen que cambiarles la bolsa (o cambiarlas de ropita, como dicen las mujeres) y las vuelven a poner en el mar en un delicado y laborioso proceso realizado manualmente, donde también las limpian y las van seleccionando por tamaño.
Hasta que consiguen la talla de venta de seis centímetros y medio en adelante (hay muchas que se quedan por el camino) se puede tardar entre seis meses y un año. Se pueden vender al año unas 80.000 ostras y al mes, unas 2.000 ostras por semana. Lo mejor para comprobar su calidad es probarlas in situ, algo que también es posible para el viajero, acompañadas de limón, chimichurri o tabasco.