Ostional: el pueblo agrícola que lucha por proteger a las tortugas marinas que llegan a su costa

con No hay comentarios

Cae la tarde y el horizonte se salpica de figuras redondas que se acercan a la costa con ayuda del movimiento de las olas. En cuestión de minutos, aparecen aletas y caparazones verdosos que tocan lentamente la arena húmeda y comienzan a cavar profundos agujeros con sus aletas traseras. Una tras otra, las tortugas golfinas vuelven a casa y así comienza la «arribada», o «flota», de tortugas en Ostional.

Una noche de noviembre de 1959, la historia de Ostional cambió. Sin previo aviso, un grupo, o bala, de cientos de tortugas marinas llegó a desovar a la costa de un pueblo de agricultores y trabajadores agrícolas. En lugar de un espectáculo puntual, resultó ser el comienzo de una tradición.

Los ancianos de la comunidad, muchos de ellos ya fallecidos, fueron los primeros en presenciar el fenómeno. Por aquel entonces, no había teléfonos móviles ni cámaras para fotografiar la llegada o eclosión de las tortugas, así que los habitantes del pueblo hablaban de este acontecimiento como si fuera un rumor.

¿Por qué un pequeño pueblo escondido en Guanacaste recibe esa visita? Para la ciencia es difícil explicarlo. Lo que sí sabemos es que Ostional, tal y como lo conocemos ahora, es una de las últimas esperanzas de protección de la tortuga golfina, una de las especies más amenazadas del mundo. Según la bióloga gestora de la Asociación de Desarrollo de Ostional (ADIO), Hellen Lobo, la localidad trabaja para evitar su extinción, que sería trágica.

Países como México, India y Surinam también documentaron la recepción de arribadas inesperadas similares durante el mismo periodo de tiempo, pero Ostional es la única playa que consiguió no sólo mantener esta dinámica hasta la actualidad, sino también ver llegar más tortugas cada año. Algunas de las razones son misterios que sólo esta especie conoce. Otras razones las podemos atribuir a la unificación del pueblo que encontró un segundo aire en las tortugas, así como a un estímulo económico. Todo empezó en los años 70.

Una década después de la primera llegada de tortugas a Ostional, en 1970, Douglas Robinson, un biólogo estadounidense que vivía en Costa Rica, llegó a la playa para verificar si los rumores de las arribadas eran ciertos. Al confirmarlo, Robinson construyó allí una estación biológica y publicó varios artículos sobre el fenómeno, según los registros de la Facultad de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR).

A diferencia de otras playas con arribadas que se encuentran dentro de parques nacionales, Ostional era un pueblo lleno de gente cuyo estilo de vida iba a cambiar tras la llegada masiva de las tortugas. Según la UCR, por eso Ostional no podía convertirse en un parque nacional aislado del mundo, sino en un refugio de conservación. La comunidad tenía que aprender a convivir con las tortugas, a protegerlas e incluso a aprovechar su llegada para la economía local.

Ostional era un pequeño pueblo con poco más de una docena de familias, dedicadas a trabajar como agricultores y jornaleros en las fincas de Santa Cruz. No pensaban en el turismo ni en la conservación del medio ambiente, ni sabían cómo tratar a sus nuevos vecinos.

Por aquel entonces, los lugareños bajaban a la playa con curiosidad para ver las manadas de tortugas que llenaban la playa. Los niños se subían a los caparazones de los animales para montarlos y jugaban a lanzar el mayor número de huevos. Así recuerda su infancia Francisco Ortiz, que vive en la comunidad.

Francisco visitaba la playa de Ostional con sus otros primos, de la mano de su abuela. Mientras ella ayudaba a las tortugas a salir del cascarón, ellos paseaban por la playa jugando con los visitantes.

«Antes nadie nos enseñaba, porque nuestros padres tampoco sabían mucho. Con mis primos hacíamos carreras para ver quién llegaba primero a un punto montado en una tortuga o quién llegaba primero al mar. Sentía que éramos como amigos», relató.

Elmith Molina, miembro de la Asociación de Guías Locales de Ostional (AGLO) y natural del pueblo, lo recuerda de forma diferente. Aunque había familias que no hacían daño a las especies, recuerda que también había muchos nidos asaltados y turistas.

En aquella época, relató el guía, no había puestos de vigilancia y la economía dependía de la gente que viajaba a trabajar fuera de Ostional. Había esfuerzos por parte de la asociación de desarrollo, pero el problema radicaba en la falta de educación para la conservación.

Un nuevo sentido para Ostional

En 1987, ADIO dirigió un proyecto para que los guías locales independientes, el Ministerio de Medio Ambiente y la UCR autorizaran a la población local a gestionar el hábitat de las tortugas y la venta legal del 1% de los huevos que producían.

El proyecto es una especie de acuerdo comercial entre las tortugas y la comunidad: los habitantes de Ostional cuidan las flotas de tortugas y preparan la playa para que sea un lugar seguro donde puedan llegar y, a cambio, los lugareños extraen los huevos que están rotos o que tienen hongos que pueden infectar el resto de la playa (que es aproximadamente el 1% de la cantidad total) para comercializarlos y consumirlos.

Desde entonces, la comunidad ha trazado un nuevo rumbo. El acuerdo no sólo permitió a las familias aprender sobre la conservación del medio ambiente; también generó nuevas fuentes de ingresos a partir de la mayor atracción turística de la playa.

Elmith, por ejemplo, empezó a dar tours de avistamiento de tortugas de forma independiente, tomando las medidas necesarias para no molestar a la especie. Formó a otros miembros de la comunidad para que su economía fuera sostenible.

Nos dimos cuenta de que era una oportunidad de beneficio mutuo. Yo me beneficio de las tortugas y ellas de mí», señaló.

Ostional consiguió transformar las tortugas en una fuente de dinero sostenible para satisfacer las necesidades socioeconómicas de su comunidad. Hicieron un buen trabajo al transformar las tortugas en fuentes de alimento, educación, trabajo, sin tener que explotarlas innecesariamente», afirmó el científico. También explicó que la conservación de las tortugas golfinas en Ostional está vinculada al estricto seguimiento de las medidas de protección y vigilancia del lugar, que promueve un entorno seguro para los reptiles.

Los habitantes de Ostional saben que el desarrollo de la comunidad y las tortugas están unidos. Saben que si las tortugas no vienen alguna vez, muchos de los empleos creados por ellas desaparecerán. Son la principal mano de obra de Ostional», subraya.

La comunidad se organiza en grupos de mujeres que ayudan en la eclosión y recogen los huevos para su consumo, y grupos de hombres que limpian la arena para evitar accidentes con las tortugas y alejan los huevos de la costa. También hay equipos que vigilan la playa todo el día para defenderla de depredadores como cerdos, perros, aves carroñeras o personas de otras comunidades que intentan asaltar los nidos ilegalmente.

Las nuevas generaciones del pueblo comienzan a aprender sobre la protección de las tortugas desde niños. Así como a Francisco, que trabaja como guía independiente, le llevaban a jugar con las tortugas cuando aún estaba en pañales, ahora lleva a su hija a ayudar a limpiar la playa y a proteger los huevos de los depredadores. «Es parte de nosotros, de nuestro pueblo», afirma.

Según Hellen Lobo, bióloga gestora de ADIO, cada año hay más tortugas en Ostional. Sin embargo, hay factores que escapan al control de la comunidad, como las temperaturas del océano y la sequía costera, que pueden afectar a las tortugas que siguen llegando a la comunidad.

De hecho, el año pasado no hubo arribadas durante dos meses seguidos, entre marzo y abril, durante la pandemia. Los biólogos atribuyen lo ocurrido a dos posibles causas. En primer lugar, debido a las restricciones sanitarias, otras playas del mundo estaban vacías, sin presencia humana, y las flotas viajaron a esas zonas.  En segundo lugar, cada año la estación seca de Guanacaste es más seca, lo que perjudica la visita de las tortugas.

La temperatura del clima afecta directamente a estas especies. La arena necesita tener una determinada temperatura para que nazca el mismo número de tortugas macho y hembra. Si supera los 30° Celsius (86° Fahrenheit), es posible que sólo nazcan hembras o que el huevo no nazca del todo. Cuando no nacen machos, la población de la especie comienza a disminuir por falta de apareamiento.

Aun así, la comunidad confía en que sus esfuerzos de conservación y educación sean suficientes para que sus nietos también puedan ver a las tortugas llegar torpemente a la costa guanacasteca mes tras mes, acompañando al pueblo en su lucha. O como dice Francisco: «Un Ostional sin tortugas es un Ostional sin familia, gris. Son parte de nuestra vida». 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies